Los efectos de la actividad humana en el ambiente se han acentuado con el paso de los años, actualmente se habla que estamos a pocos años de ser testigos de catástrofes naturales. No obstante, ya se trabajan en acciones para prevenirlas.
Una de las problemáticas que ha traído consigo la deforestación y los cambios en el ambiente es la disminución en las familias de polinizadores, los encargados de hacer que las plantas produzcan sus frutos.
Entre las opciones que existen para revertir la situación se encuentra: los corredores biológicos y los jardines polinizadores. Los primeros se refieren a grandes extensiones de tierra que pueden conectar a dos o más regiones, para que estos cumplan su función es indispensable que en los extremos mantengan conectividad, para evitar el aislamiento de las poblaciones.
Los corredores se implementan cuando se detecta que alguna especie está en peligro de extinción, en estos se da el movimiento y la colonización de los individuos, lo cual contribuye al flujo genético y se conserva la diversidad de especies. Para la implementación de estos, se requiere de la cooperación y voluntad de varios actores especializados en el tema y generalmente se trata de la conservación de especies grandes; ya que, en el caso de los polinizadores, estos pueden colonizar lugares lejanos al sitio donde nacieron y contribuir a la dispersión de semillas para conservar la diversidad en las plantas.
Por otro lado, se encuentran los jardines polinizadores, pequeñas extensiones de tierra que se pueden implementar en azoteas, parques, escuelas o lugares que cuenten con las condiciones para plantar algunas semillas.
La principal función de estos jardines es contar con alimento para los polinizadores durante todo el año. Cabe señalar que hay plantas específicas para cada tipo de polinizador. Esta opción resulta accesible para todos aquellos que busquen contribuir a la preservación de tan valiosas especies, es así como cada uno podría organizarse en comunidad o en casa para contar con un jardín.